Tuesday, November 8, 2022

  • Investigadores del Instituto IMDEA Alimentación y del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han descubierto que quienes tienen una determinada versión de un gen implicado en la nutrición celular tienden a acumular menos grasa

  •  El trabajo se publica en Genome Biology y representa un avance en la comprensión de los componentes genéticos de la obesidad

  •  “Estos resultados suponen un paso adelante en el diseño de futuras estrategias de nutrición de precisión para la prevención y manejo de la obesidad”, dice Ana Ramírez de Molina (IMDEA Alimentación), co-autora senior del trabajo junto con Alejo Efeyan (CNIO)

Foto: Ana Ramírez de Molina y Lara P. Fernández, en la terraza de las instalaciones de IMDEA Alimentación con vistas al Hospital de Cantoblanco y el parque natural de Valdelatas.

¿Cuánto influyen los genes en nuestro peso corporal? Para la población general esta influencia es de alrededor de un 20%, según determinan los estudios que en los últimos años han analizado el genoma completo de decenas de miles de personas. Algunos de esos factores genéticos ya se conocen. Se han identificado cerca de un centenar de variantes genéticas que aumentan moderadamente la probabilidad de tener un Índice de Masa Corporal elevado –el IMC, indicador habitual de sobrepeso y obesidad-. Investigadores de IMDEA Alimentación y del CNIO acaban de identificar una nueva. Su trabajo se publica en la revista Genome Biology, con Lara P. Fernández, del Instituto IMDEA Alimentación y Nerea Deleyto Seldas (CNIO) como primeras co-autoras.

Dentro de estos factores genéticos, es muy importante determinar el papel que desempeñan rutas específicas, como es el caso de la señalización de nutrientes dentro de la célula, así como su relación con el estilo de vida, explica la investigadora Lara P. Fernández, del Instituto IMDEA Alimentación.

Las variantes de un gen son versiones ligeramente distintas de ese gen, que muchas veces no suelen traducirse en cambios visibles en el organismo. Pero en esta ocasión, sí. Esta variante afecta a la cantidad de grasa que acumula el cuerpo, y los autores del nuevo estudio muestran que es especialmente frecuente en Europa. Se estima que está presente en casi el 60% de la población europea.

Ana Ramírez de Molina, directora del Instituto IMDEA Alimentación, considera que “el conocimiento de la implicación de la ruta de detección celular de nutrientes en la obesidad puede tener implicaciones en el desarrollo y aplicación de estrategias personalizadas en prevención y tratamiento de la obesidad”. Para Alejo Efeyan, jefe del Grupo de Metabolismo y Señalización Celular del CNIO, “el hallazgo supone un paso más en la comprensión de los componentes genéticos de la obesidad”.

Genética y medidas corporales de 790 voluntarios

El sobrepeso y la obesidad se definen por una acumulación anómala o excesiva de grasa que afecta a la salud. “Para buscar variantes genéticas que influyen en el fenómeno, y las alteraciones metabólicas asociadas, recabamos de 790 voluntarios sanos, material genético y datos como el peso; el Índice de Masa Corporal; las cantidades de grasa total y visceral; la cantidad de masa muscular; y los perímetros de cintura y cadera, entre otros”, relata Ana Ramírez de Molina.

En IMDEA Alimentación se estudiaron las posibles asociaciones de estos parámetros con 48 variantes genéticas determinadas, seleccionadas por su posible relevancia funcional. “Detectamos una correlación significativa entre una de esas variantes en el gen FNIP2, y muchos de estos parámetros relacionados con la obesidad”, explican Lara P. Fernández y Ana Ramírez de Molina.

Demostración en modelos animales

Después el equipo del CNIO estudió el efecto de esta variante en ratones –que previamente habían sido modificados genéticamente para lograr que la expresaran-. Los investigadores han comprobado que los ratones con esta variante, asociada en personas a una constitución delgada, tienen entre un 10% y un 15% menos de grasa que sus homólogos no portadores.

Además, los animales modificados genéticamente para este estudio no presentaron otras alteraciones ni diferencias. El resultado es muy impactante, porque basta el cambio de una sola letra en todo el genoma de ratón para replicar lo observado en la variante humana.

Relacionada con lo que ‘come’ la célula

La importancia de la variante detectada reside en que está asociada con la ruta de señales bioquímicas que indica a la célula los nutrientes que tiene disponibles. Ahora hay que estudiar por qué un pequeño cambio genético afecta a la tendencia a ser de constitución delgada.

Los investigadores han comprobado además que esta variante determina la expresión del propio gen FNIP2. “El hecho de que esta variante genética se asocie a una expresión diferencial del gen da esperanzas a su posible regulación, con importantes implicaciones futuras en la prevención y tratamiento de la obesidad y otras alteraciones metabólicas”, explica Ana Ramírez de Molina.

El hallazgo abre además interrogantes que atañen a otras áreas de la ciencia, como qué presiones evolutivas favorecieron la selección de esta variante y en qué momento ocurrió.

Enlace de descarga: https://rdcu.be/cY8wD

Referencia bibliográfica:

Lara P. Fernández*, Nerea Deleyto-Seldas*, Gonzalo Colmenarejo, Alba Sanz, Sonia Wagner, Ana Belén Plata-Gómez, Mónica Gómez-Patiño, Susana Molina, Isabel Espinosa-Salinas, Elena Aguilar-Aguilar, Sagrario Ortega, Osvaldo Graña-Castro, Viviana Loria-Kohen, Pablo J. Fernández- Marcos, Alejo Efeyan# & Ana Ramírez de Molina#. Oct 2022. Folliculin-interacting protein FNIP2 impacts on overweight and obesity through a polymorphism in a conserved 3 untranslated region.

Genome Biol, 23(1):230. doi: 10.1186/s13059-022-02798-5